viernes, 26 de agosto de 2011

Alicante: Casco Antiguo entre obras y graffiti



Fotografías tomadas en Calle Villavieja, Calle Balseta, Plaza Quijano y aledaños (Casco Antiguo, Alicante. Agosto 2011)




Está lo antiguo. La Cara del Moro dominándolo todo. La ropa tendida en los balcones. Las casas de San Roque. La pintura de colores de sus fachadas, para devolverlas al presente.

Está lo nuevo. El omnipresente Ortiz, el Rey Mago, extendiendo sus dominios. Las obras del colegio de San Roque. Los andamios y los operarios.




Está el contraste entre lo antiguo y lo nuevo. El arte urbano vuelve al corazón de la ciudad que, irónicamente, aquí parece un pueblo. La pintura de las casas se derrama por las fachadas y tiñe los feúchos taludes de las obras, de la no-construcción. Entre las vallas y los caminos de tierra, los colores se ordenan. En los muros aparecen rostros de ojos escrutadores, ondulándose sobre la superficie rugosa. Casi parecen tener relieve, casi parecen tener vida.



¿Cuál es el momento en el que el equilibrio entre lo moderno y lo viejo se quiebra? Tal vez los graffiti rompan con la estética de los barrios más tradicionales de Alicante. Pero, ¿y las obras? ¿Y los edificios de nueva construcción? ¿No son también intrusos? ¿En qué momento se resquebraja una ciudad?



Rehabilitar no siempre significa tirar abajo lo antiguo para construir algo nuevo. Significa recuperar, restaurar, embellecer. Una tapia al fondo de un callejón, o en una obra, o en un solar abandonado daña la imagen de un barrio. La misma pared, decorada con un mural, resucita. Crea un contraste con las casas que la rodean, pero las respeta. Las viviendas tienen décadas de historia, pero el graffiti será efímero y tardará poco en desaparecer. El tiempo que tarden en comprar el solar y derribar los muros viejos.



Y luego, ¿qué ocurrirá? ¿Se integrará el nuevo edificio en el estilo de las callejuelas del barrio? ¿Es mejor rehabilitar o construir desde cero? ¿Qué es más barato? ¿Qué mueve más dinero, qué interesa más? A veces es interesante saber en qué dirección avanzarán las obras en la ciudad.






viernes, 19 de agosto de 2011

Cásting para artistas de calle en Benidorm


Actuación del grupo callejero de breakdance
en el cásting de artistas callejeros del
Ayuntamiento de Benidorm
17/08/2011
Vía: CMA, La Verdad edición Alicante



Las vacaciones estivales, el buen tiempo y el turismo favorecen el trabajo de los artistas callejeros, que en estos días hacen literalmente su agosto. Y tratándose de un lugar como Benidorm, con cifras récord de ocupación hostelera cada verano, aún más. Las calles y plazas de esta ciudad son escenarios muy codiciados para los artistas, algunos de los cuales viajan desde otros puntos de España para ofrecer allí sus espectáculos. Son conscientes de que en Benidorm no les va a faltar público, ni tampoco beneficios.

En los últimos días, sin embargo, se han producido tensiones entre diferentes artistas que deseaban ocupar un mismo espacio. Además, algunos comerciantes de las zonas donde normalmente hay mayor presencia de artistas de calle han presentado sus quejas, alegando que estas actividades ahuyentan a su clientela. Por todo ello, el Ayuntamiento de Benidorm decidió convocar un cásting para evaluar la calidad de los espectáculos callejeros y asignarle un lugar fijo a cada uno de ellos.

Parece evidente: no todas las actuaciones que se ofrecen en la calle pueden ser consideradas como 'arte'. Parece lógico y justo priorizar a las representaciones que de verdad aportan un valor añadido para el público, y adjudicarles los mejores escenarios, ya que parte del éxito de los artistas de calle depende del lugar que escojan para actuar.

Pero el criterio para determinar la calidad de un espectáculo puede ser muy subjetivo. Además, el arte callejero se nutre de la interacción con el público. Examinar, con un jurado, en un salón de actos y a puerta cerrada, a unos artistas de calle, es sacarlos de contexto, y obviar un elemento fundamental de su trabajo: la relación con el espectador. Porque todo su esfuerzo se dirige a llamar la atención del transeúnte y hacerle disfrutar.

Y ocurre con el público una paradoja: un mismo espectador que mira con desdén a un mimo callejero, puede ser capaz de pagar una entrada por ver una actuación similar en un teatro de ciudad. Pagar la entrada más cara para ver al Cirque du Soleil y negarle cincuenta céntimos a un malabarista aficionado en un paso de cebra. No, es cierto que no es lo mismo, pero trabajar en la vía pública no tiene por qué significar mendicidad, ni mediocridad.

Iniciativas como la de Benidorm pueden ayudar a romper este tópico, a mejorar la imagen de los artistas de calle y a poner en valor su trabajo, ofreciendo sólo espectáculos de calidad. Es un impulso para el artista y una ventaja para el espectador. Aparece una regulación para los espectáculos callejeros, reservando determinadas zonas para ellos y asegurándose de que los trabajadores cuenten con la oportuna licencia.

Pero el arte callejero también es espontaneidad. Sería una lástima que ese impulso de saltar a las aceras para ofrecer algo a los demás se perdiera en un mar de burocracia. El Consistorio de Benidorm asegura que en enero de 2012, la convocatoria del cásting para espectáculos de calle estará abierta a la participación de cualquier artista. Entonces el verano habrá quedado atrás y, con él, la temporada alta, los turistas y la posibilidad de obtener más dinero por el mismo trabajo.

Pero, ¿convocatoria abierta? Entonces, que se prepare todo aquel que tenga algo que aportar, un arte especial que proclamar en plena calle. Que tiemblen los adoquines de Benidorm, que debajo de ellos está la playa , pero encima estará el talento.

jueves, 4 de agosto de 2011