
(April 2011)
Desembarcamos en Dublín. Probablemente uno de los rasgos más típicos de esta ciudad sea el barrio de Temple Bar, repleto de auténticos pubs irlandeses donde a todas horas se toca música en directo, desde las canciones folk más tradicionales hasta los temas más recientes. Dublín: música y bares.

(april 2011)
Grafton Street es uno de los puntos de reunión de artistas callejeros (buskers). La larga calle peatonal, que comunica el parque de Stephen's Green con la mítica estatua de Molly Malone, es una de las más transitadas de la ciudad. Es una oportunidad que ningún artista puede dejar pasar. Desde los acordeones, arpas o violines que escarban en las raíces celtas del país, a las guitarras eléctricas que bucean en las charcas del punk y el rock 'n' roll.
En cualquier rincón de Temple Bar, las fachadas de tiendas de casettes y vinilos de segunda mano compiten por ser las más coloridas, las más vistosas, las más artísticas. Son más famosas las tiendas de Camden Town en Londres, pero la Comet Records en Dublín no tiene nada que envidiarles.
También hay pintadas mucho más escondidas, en los callejones y pasadizos de la ciudad. Bailarinas, entre delicadas y siniestras, cobran vida a golpe de spray y stencil, y danzan sobre puertas de chapa pintadas de negro. Humildes dibujos hechos a boli BIC decoran folios pegados con cola en las paredes. Misteriosos rostros de escayola que acechan desde las esquinas. Imponentes esculturas de papel maché. Citas de Shaw, de Joyce, de Wilde y de Stoker estampadas en los cristales de los escaparates. Las aceras desaparecen en agujeros negros, en escaleras mugrientas que llevan a sótanos donde se hacen tatuajes. Y allí las chicas se pintan dibujos de Banksy en la piel de las piernas, y sonríen bajo de las luces ultravioleta. It's Good Friday, but who cares?
En mitad de toda esta vorágine, de lo que se da cuenta el viajero es de que los pubs, las cafeterías, los museos, las destilerías, los castillos, las catedrales, el Liffey y hasta los parques son algo secundario. Dublín está en sus calles. Y en Pascua más que nunca, por si quedaba alguna duda.