martes, 24 de mayo de 2011

Acampada Alicante: el arte también toma la plaza


Una manifestante lee los mensajes
por la democracia real
que se han ido dejando en la
acampada de Alicante
(Plaza de la Muntanyeta)
Vía: Alicante Siempre


Quien piense que en las protestas del movimiento Democracia Real Ya el arte está ausente se está equivocando de pleno. En muchas de las consignas que se gritan a voz en cuello, en muchas de las reflexiones que se escriben en pancartas o carteles sobre las aceras, hay más poesía y más esperanza que en las sesudas antologías que cogen polvo en las bibliotecas.

En la acampada de Alicante, alguien agarra el megáfono y recita a Neruda, y sorprende ver cómo sus versos encajan con el sentimiento colectivo. Alguien coge una guitarra, o se sienta sobre un cajón flamenco, o se planta ante un micrófono, y con su música levanta el ánimo de los presentes. El arte también es realmente democráctico, y puede participar quien quiera.

Si definimos 'arte' como una expresión humana, que pretende provocar un sentimiento y persigue una intencionalidad estética, nadie puede olvidarse de Sol. Cerca de treinta mil personas en completo silencio, agitando las manos para demostrar que están unidos en una misma causa...es un espectáculo que conmueve y que, además, es bello e hipnótico.

Con las pancartas ocurre algo similar. Transmiten un mensaje claro y directo pero, además, muchas de ellas buscan ser orginales y atractivas, llamar la atención colgadas de los grandes andamios. La acampada de Sol ha organizado una comisión de artes gráficas, y también organiza talleres y performances. Hay reuniones de grupos de clown y de circo, asambleas de teatro. Lecturas dramatizadas, tango. A todas horas vemos conciertos de músicos que se han animado a apoyar a los manifestantes. Saben que esto no ha hecho más que empezar.

Y es un acierto. Los miembros del movimiento 15-M han entendido que el camino más directo hacia la revolución es la creatividad. La capacidad de tener sueños alternativos, nuevos y diferentes. La energía y la lucidez para hacerlos realidad. Han sabido canalizar su indignación, que ahora se ha transformado en algo mucho más constructivo: ilusión y fe en un futuro posible, en el que hasta hace una semana nadie parecía creer.

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